Siempre ha sido una pregunta muy pretenciosa: ¿cuántos libros lee un político y de que tipo o tema: filosóficos, religiosos, de ciencias, matemáticas, ética?. Pero somos incrédulos, porque ni el diario lee: se conforma con la síntesis que recibe, ya sea a través de una empresa o de la secretaría donde labora. Es que la pregunta también se amplía al saber que el funcionario, de primer nivel, no tiene tiempo de leer. Ni siquiera en sus horas libres que tiene en su casa, porque se prepara para el banquete, la cena, o el trabajo, al que cita el presidente en turno. O como muchos generales de la Revolución y algunos presidentes, departían horas con las amantes o en los burdeles, con las sexoservidoras de la época.
El texto de Alfredo Maillefert, editado por la Universidad Nacional de México, le puso el título de LOS LIBROS QUE LEÍ. Estamos hablando de una edición de 1942. Y el prólogo fue hecho por Agustín Yáñez, escrito en San Miguel Chapultepec, en el último día de Diciembre de 1941 y, cuyo párrafo final, es deliciosamente grave: Con esta edición de LOS LIBROS QUE LEÍ-examen general d conciencia y testamento de Alfredo Maillefert-, la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MÉXICO pone mano al propósito de publicar la obra inédita de aquel ingenio cuya huella no por suave y fina es menos poderosa en la historia del espíritu nacional.
Los literatos, escritores, novelistas la mayoría, cuentistas al máximo y pocos los ensayistas, tienen que leer, porque de sus muchas lecturas, sacan las ideas que, transformadas, enriquecen la escritura, y ellos, se vuelven más sabios y llegan a convertirse en los críticos de los gobiernos, que lo hacen mal...o bien, cuando son las excepciones, que por eso son excepciones.
La literatura, por donde se le quiera ver, influye en el hombre que lee, aunque no sea escritor ni periodista, pues le da una nueva conformación a esa lectura y lo aplica, sensatamente, a las cuestiones políticas, porque son las que más se usan y tienden a reformular proyectos y planes del gobierno.
El que lee se hace sabio. Y aplica el conocimiento a su propia vida y a los demás, mientras influye, en el contexto político, por lo cual se vuelve imprescindible, como otros más, en los círculos cercanos a la política, sea gobierno de la república o estatales, e inclusive los gobiernos municipales.
Pero un político que no lee, ¿cómo puede tener una visión de estadista, sobre todo, los presidentes, y por qué no, los senadores y los diputados y todos aquellos hombres del presidente que gobierna, porque tienen que hacerlo bien y responsablemente? Sólo así se logra cruzar el puente, de la grandeza del hombre y de su inmortalidad.
Es un ejemplo. ¿Cuántos presidentes de los que tengo memoria hasta el presente merecen ese diagnóstico de gloria?¿Cuántos pueden contarse con las manos?. ¿Pocos, ningunos, bastantes?. Yo recuerdo a los liberales del siglo XIX, encabezados por Benito Juárez, y su gran obra laica: la separaración de la Iglesia y el Estado. Hoy, esta referencia a la obra de aquellos grandes, merece sus lecturas, ante el avance de la institución política que se llama IGLESIA CATÓLICA Y ROMANA, pues los señalamientos a su intromisión en los quehaceres laicos, se requiere un rechazo. LA JORNADA, del domingo 20 de Diciembre del 2009, cabecea la nota principal, de esta manera: CREAN FRENTE PARA FRENAR AVANCES DE LA IGLESIA EN POLÍTICA. El balazo señala que "legisladores e intelectuales salen en defensa del Estado laico". Y tres bajadas indican la gravedad del asunto: Critican el viaje de Peña Nieto al Vaticano por mezclar fe con asuntos públicos...Moreno Uriegas, contra la persecución a quienes piden despenalizar el aborto... Detrás de diputados y gobernadores "actúa el clero, con la fuerza que tiene.
En 1970 tuve noticia de un político renombrado que les dijo a los carpinteros, que estaban remodelando su residencia, que hicieran los estantes de un metro, porque pensaba comprar libros con esa medida. No sería extraño que haya sido realidad pues fue en esos años cuando se fundaron los grupos de "trabajadores de la cultura y el arte" que, siendo críticos con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, corrió la idea de que los miembros del gabinete leyeran más. ¡objetivo! Paliar un poco el populismo desbordado del gobernante que pidió un minuto de silencio en la Universidad nicolaita, por los muertos del 68. ¡Increible!¿verdad?.
¿Por qué avasallaron los diputados pejistas a los demás diputados de los partidos como el PRI y el PAN?. Sus intervenciones en el pleno de la Cámara fue múltiple. ¿Por qué lo hicieron y cómo lo hicieron? Sencillamente, porque tuvieron los argumentos suficientes y bien estructurados para abofetear a sus contrincantes y dejarlos mal parados. Aunque triunfó la aplanadora (PRIAN y adláteres),nadie les va a quitar la lluvia de adjetivos que, sumaron las intervenciones de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador. Fernando Fernández Moroña con 67, Jaime Cárdenas Gracia con 63, Porfiro Muñoz Ledo con 32, Lauras Itzel Castillo Juárez con 28 y así por el estilo.
Aunque lo niegue la Iglesia Católica y Romana, Enrique Peña Nieto se perfila como un representante de esa institución política, llamada Iglesia Católica y Romana. Esto demuestra dos cosa: que el señor no ha leído la historia, escrita a sangre y fuego, de lo que hicieron los liberales en tiempos de la Reforma, ni los 300 años del virreynato, ni de la cristiada o Enrique Peña Nieto es otro farsante, que se considera laico, pero que fervorosamente pide que vuelva a reinar la Inquisición.
Si el habitante de Los Pinos fuera un intelecual y político de sesudo pensamiento no llamarían al sitio, LOS PINOLES y ahora, LOS PINACATES.
Le paramos a tantos ejemplos de los políticos actuales mientras nos damos tiempo para leer el libro de Maillefert que, aunque viejo, al hojearlo lo veo interesante por un artículo que me llamó la atención: LA MUERTE DE MIGUEL DE UNAMUNO, quién en una época de mi vida literaria me llamaba mucho la atención, sobre todo por aquel sentimiento trágico de la vida, que él supo deshojar muy a su manera, pues recuerden que fue filósofo.
Como decía un amigo: NOS LEEREMOS MAÑANA.
DON RENATO PURAFACHA
Lunes 21 de Diciembre del 2009
lunes, 21 de diciembre de 2009
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