martes, 29 de diciembre de 2009

LA ANTIPSIQUIATRÍA 2

Como estamos a un paso de que le demos el adiós definitvo al 2009, no quiero que quede nada en el tintero, sobre todo de los temas que he venido practicando, con el único propósito de que sirvan para estimular a los neófitos, y también a los profesionales de la psicología.

Para proseguir necesito una ventana al cielo y ésta me la ha dado la RAYUELA de LA JORNADA de hoy:

-Por lo visto, algunos jerarcas religiosos no aprobaron la materia de biología en la escuela, ni ven lo que sucede en las calles. Desde luego esta dedicatoria va dirigida a los que pertenecen a la Iglesia Católica y Romana. Las otras religiones también presentan síntomas de cansancio, como lo que le sucede al gobierno del pelele y espurio presidente de México.

Pero tampoco quiero que se queden con la impresión de la RAYUELA. Juzguen ustedes mismos y den su opinión al vecino, al amigo, al correligionario, para que puedan desengañarse de las patrañas que sus arzobispos, obispos y sacerdotes usan, para que sigan en el analfabetismo religioso.

El arzobispo de Morelia dijo, textualmente, "que no hay perros homosexuales" y ha echado mano de ese ejemplo, tan burdo y tan pueril, para atacar las uniones entre personas del mismo sexo. Veamos la nota para entender su posición:
-El arzobispo de Morelia, Michoacán, Alberto Suárez Inda, aseveró al referirse a los matrimonios homosexuales: "los perros no hacen sexo entre dos del mismo sexo; normalmente la inclinación natural es relacionarse de forma heterosexual".

Para completar la información describamos la cabeza de la página 22 de LA JORNADA: el balazo:
Exigen a la presidencia de la república y a gobernación hacer respetar el estado laico...La cabeza:
GOBIERNO FEDERAL E IGLESIA CATÓLICA, "COLUDIDOS" CONTRA AUTORIDADES CAPITALINAS: DIPUTADOS DEL PRD...El sumario: Reprueban ataques del cardenal Norberto Rivera Carrera a reformas al Código Civil del DF.

En un principio, en nuestra cultura, el hecho psicopatológico se consideró bajo una óptica religiosa; era concebido y combatido como una manifestación del Mal, afirma el doctor P.C. Recamier. " No olvidemos que fue así con todas las enfermedades (¿no eran sacardotes los médicos de la antigua Grecia?). Asienta que la psiquiatría se desprendió tardíamente que la medicina de esta perspectiva religiosa.

Explicado antiguamente como una manifestación del demonio, el hecho psicopatológico ha permanecido marcado con el sello de lo temible, de lo incomprensible, de lo inadmisible, etc., por lo cuál, hay cierta afinidad entre el modelo médico de lo que se conoce como la causa física, pero los efectos precisos se aplican bastante mal a las enfermedades mentales. Además, a este esfuerzo de tipo científico se superponía, sin sustituirlo totalmente a la vieja concepción religiosa, del hedcho psicopatológico, vivido desde siempre como escándalo, que cualquier otro hecho patológico.

La psiquiatría se encontró de esta manera en una situación doblemente falsa, frente a la medicina y al medio social, que aún persiste.
Se conocen mejor ahora las soluciones adoptadas para los problemas que plantean los trastornos mentales. Se fundan sobre los principios de la separación (separación rigurosa de los enfermos de los no enfermos; aislamiento geográfico de los hospitales psiquiátricos, largo tiempo llamados asilos; separación minuciosa de los enfermos mismos en diversas categorías); de la contención, es decir de la supresión sistemática de las manifestaciones exteriores de la psicosis (contención física o medicaciones utilizadas con propósitos de contención) ;económicos, por lo menos inmediata y aparente de los medios empleados (parece, en lo inmediato, menos costosos guardar a los "locos" que ayudarlos realmente) ; de la irresponsabilidad y de la no participación (está sobrentendido que los enfermos no hacen y no piensan nada que sea responsable, que sus iniciativas no pueden ser más que temibles, y que sus familiares no tienen nada que hacer en los tratamientos.

Y Recamier apunta más: la no comunicación (los asuntos psicológicos y psiquiátricos permanecen lo más escondidos posible. El estado carcelario y de asilo en el cuál ha caído silenciosamente la mayor parte de lo que se llama asistencia psiquiátrica, no tiene evidentemente nada de contingente. Dice el médico psiquiatra que estamos revisando que todo esto se traduzca en una óptica profunda en los términos de la cual la enfermedad mental es un escádalo más que un sufrimiento.

Tales son, simplificadas, las fuentes históricas del movimiento antipsiquiátrico. Y el psicoanálisis ha contribuido de la manera más profunda a desalienar el hecho mismo de la enfermedad mental (como la neurosis), relacionándolas con las fuerzas inconscientes que revela y que nos repugna reconocer. En otras palabras, la aplicación terapeútica del psicoanálisis a las psicosis ha sido tardía porque es difícil, y es numéricamente limitada; porque sus aplicaciones institucionales (expuestas en su estado presente en EL PSICOANÁLISIS SIN DIVÁN, se enfrenta a tantas dificultades como esperanzas, y porque, en fin, el conocimiento del psicoanálisis no se adquiere más que por un trabajo personal, un trabajo profundo sobre uno mismo, que no tiene nada en común con el aprendizaje de las llamadas ciencias exactas, de las cuales muchos se sienten tentados a ahorrarse.

Y concluimos con una observación del propio Recamier de que la psiquiatría, desde siempre, se ha situado en una encrucijada, si se quiere la del cuerpo y el espíritu, o más prácticamente, la de la medicina y las ciencias humanas. Por esto, un psiquiatra debe conocer por igual tanto las incidencias mentales de la circulación de azúcar en la sangre, cuya tasa es perfectamente medible por métodos físicoquímicos, como las incidencias afectivas, físicas y mentales, individuales e interpersonales de las pulsiones del amor, que no son mensurables y cuyo curso consciente e inconsciente no es plenamente accesible más que por las observación psicoanalítica.

Quien desee profundizar más debe adquirir el libro LA ANTIPSIQUIATRÍA Siglo XXI Editores.

DON RENATO PURAFACHA.
Martes 29 de Diciembre del 2009



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