lunes, 14 de diciembre de 2009

RAZAS Y RACISMO (El caso de Clara Brugada)



Pilar Sáenz, del DF querido, asume su rabia y horror que le han provocado los comentarios que ha vertido la gente (malosa, así lo creo)en INTERNET:

-Es sorprendente-escribe-que los insultos que le dedican a la delegada Clara Brugada, sean calificativos (racistas) como fea, gorda, tamalera, apestosa, vulgar y todo, porque es prieta.

Los periodistas de izquierda, cuando era una verdadera izquierda y los intelectuales progresistas, éramos los únicos que protestábamos. Y así lo hicimos cuando pusieron al español Juan Carlos Mouriño, como titular de la Secretaría de Gobernación. Que como dice Pilar "era el nene español muy querido (por Calderón), quién pensaba hacerlo su heredero, es decir, candidatearlo para la presidencia. La suerte no le favoreció por su accidentada muerte, que hasta ahora no sabemos cuáles fueron las causas.

Todavía recordamos lo que se le dijo al Espurio Presidente de México, que la designación de Mouriño, representaba el error más grave que había cometido, como mandatario. Tenía Mouriño, entre otras cosas, el uso indebido del tráfico de influencias, favorables para él y su familia, que se enriquecieron más.

Inclusive en editoriales se llegó a afirmar que un político como Mouriño pondría a México en el filo de la ingobernabilidad.

Pilar Sáenz, en carta dirigida a Enrique Galván Ochoa le señala los chistecitos de esa gente racista sobre la apariencia de la delegada Brugada.

-Yo me pregunto-asienta Pilar-que si la vírgen de Guadalupe se apareciera caminando por las calles de San Miguel Teotongo, vestida como una aborigen más, ¿qué le gritarían?. Y culmina su carta, aparecida en Vox Populi, de LA JORNADA de hoy, señalando a esos racistas como:¡babosos!.

La pregunta encaja en estos días feriados de quién o quiénes son estos racistas mexicanos. Pueden ser, respondo, los mismos mexicanitos-enanos y tapones de alberca-, cuyo color es moreno. O bien, todo aquel que se cree de raza superior, porque es blanco o tiene como Mouriño, los ojos verdes.

Este problema de la raza y el racismo es tan viejo como la humanidad. Ha existido siempre como problema de la humanidad y se encona más, como ahora con el caso de la señora Brugada, tomando en cuenta los prejuicios que adornan a sus detractores, más que el asunto de las razas, y sobre todo, de órden político, más que sociológico.

¿Cómo Clara Brugada es la delegada en Iztapalapa siendo una opositora al gobierno federal y por lo tanto enemiga de la política del espurio que ha llevado al país a un estado de pobreza sin igual?. ¿Cómo Clara Brugada si es tesitura compartida con Andrés Manuel López Obrador en cuanto a las concepciones del cambio que merece la patria?

El mundo civilizado ha olvidado que los negros, los amarillos, los cobrizos (morenos)no son más que producto de las regiones donde han nacido y que por lo tanto, las razas son bienvenidas, olvidándonos del pregón del führer que pensó dominar Europa por más de mil años, y que por eso llevó a cabo la ejecución de tantos millones de judíos.

Esa postura de los racistas y del México mismo, inmerso en razas de color moreno, por lo indígena que prevaleció, y que al unirse con los españoles conquistadores, se llevó a cabo el mestizaje para establecer la raza mexicana. Lo demás es pura hipocresía, como la hipocresía del olvido de la desigualdad económica y la miseria de los trabajadores, los campesinos y los desheredados de los bienes y la cultura, por causas políticas y en favor de los ricos, de acuerdo con el neoliberalismo económico.

Como la memoria es tan flaca a estas alturas busco en los libros los detalles donde se señala a Adolfo Hitler, con su filosofía racista y cuyo vocero Rosenberg, la hizo pública:
-Si la raza blanca ha explotado y oprimido a las demás razas, era que tenía el derecho y el deber de hacerlo. Que su gran pecado ha sido olvidar su propia superioridad tolerando la ascención económica y política de las razas inferiores. Y lo que es más grave, manchando y corrompiendo su propia sangre, al mezclarla con la bastarda de las razas malditas, de donde no era difícil pasar a la búsqueda de la aristocracia misma entre los blancos, que resultó ser (a gusto del principal consumidor de doctrinas racistas, el Reich alemán), la raza nórdica, es decir, la germánica.

Si esto pasa en México ¡cuidado! porque el nazismo y el fascismo se pueden apoderar de la gente, como en Italia y en Alemania, y que al gritar su racismo, originaría el siguiente paso: el totalitarismo como política de poder. Y otra vez ¡cuidado! porque si camina sobre esta filosofía histórica, acabaremos como los países señalados, y la pérdida del país será más salvaje y doloroso.

México es un país de razas pero no racista. Y lamentable es que los gobiernos panistas, con nueve años apenas, se crean los defensores de la raza superior, porque se creen encarnados con todas las virtudes no correspondientes a valores entendidos, sino a corrupciones, como los acaecidos durante el gobierno de Vicente Fox Quesada, la señora Marta y sus hijos Bribiesca. Amparados por una iglesia católica y romana que hipócritamente clama por la igualdad de los mexicanos pero que sus dirigentes, salvo contados sacerdotes, se erijan en una raza especialísima, con poderes de representación de la divinidad, y hayan olvidado a los pobres y miserables que forman el conglomerado mayor de México.

A veces el pueblo suspira por la Teología de la Liberación que tenía como mandato que lo primero eran los pobres, tan rechazados por los que se creen racistas y que, afortunadamente, en la hora de la muerte, se acaban esos privilegios de fortuna y de sed

Adelante Clara Brugada. No tengas miedo y gobierna bien para callarles la boca a los detractores del progreso y la justicia, que hace tanta falta en el México de ahora.

DON RENATO PURAFACHA
Lunes 14 de Diciembre del 2009

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