miércoles, 23 de diciembre de 2009
LAS OPCIONES DEL VIEJO...¿Y DEL JOVEN QUÉ?
Hace unos días platicaba con un compañero periodista, ya viejo como yo, y angustiado me decía:
-Dentro de poco ya no vendré al café...
-¿Qué piensas morirte?.
-No...simplemente ya me cuesta trabajo juntar los 20 pesos, para el capuchino y la propina. Cada día las dificultades se acrecientan, y ya mi negocito no me da más que para comer.
Me quedé turulato, como decíamos en la época de nuestra juventud. Atontado, y sin que se diera cuenta, pues creía que mi pensamiento estaría abierto y escucharía cada una de mis palabras, pero afortunadamente estaba en "off". Sin embargo, como si él estuviera en la plática, me planteó:
- Y a ti,¿cómo te va?-
-Como en feria, mi buen amigo. Y seguramente estoy harto como tú, pues nunca pensé, que al final de nuestra existencia tendríamos que padecer una economía tan rala y desastrosa que, tenga que ver con las cafeterías que frecuentamos. Y nos pusimos a recordar los tiempos de la bohemia, más que en las cantinas, en los cafetines, donde nos juntábamos tantos amigos, entre periodistas y escritores, o con aquellos amigos de la España vencida, que se trasterraron a México.
¿Te acuerdas del café París?... Como no... ¿Y de los que estaban en las calles de Bolívar?... Cuántos recuerdos... ¿Y del Habana?... Sí, hermano...¿Sigue abierto?... No lo se. Hace muchos años que ya no voy...Ni yo tampoco; pero como nos divertíamos con las tertulias de Jesús Martínez Rentería, PALILLO...¿Cómo no acordarme? Los Alemán, los Uruchurtu, el general Martínez, y muchos más, ¿cómo temblaban cuando el maestro estaba en la escena del Follies?.
¿Y León Felipe?...Todavía guardo algunos de los libros de su famosa Biblioteca, de la Colección Málaga, de México, como EL CIERVO Y OTROS POEMAS...Hace muchos años que murió el poeta que se describía como un "viejo y roto violín", y que había necesidad de cambiarlo...¿Y Efraín Huerta?¿Y Jaime Sabines?¿Y José Emilio Pacheco?...
Tantos, que a veces los confundo...O lo que me pasa a mí que ya no los recuerdo...¿En el olvido?. No lo creo. A veces se nos vienen a la memoria, y se sientan a nuestro lado y nos platican de sus andanzas, que no las conocíamos...
En un momento me puse a pensar en algunos de los poemas que usé para muchos espectáculos que presenté de los trasterrados españoles, que huyeron cuando la República perdió la guerra civil y Francisco Franco subió al poder para acabar con el resto de la izquierda española. Pero, afortunadamente, la columna cultural más importante de los republicanos, salió huyendo, y una gran cantidad se refugiaron en México, gracias a la voluntad del presidente Lázaro Cárdenas del Río, un pionero de las puertas abierts a los refugiados.
Por ejemplo. LEÓN FELIPE, que nació en Tabara (Zamora, España)a fines del siglo XIX y que murió en México, escribió su testamento que, con el permiso de ustedes, lo transcribo para que sientan la fibra de su pensamiento. Y desde luego, con el permiso del compañero periodista, a quien me gustaría volverlo a ver, aunque uno desembolsara el dinero para su capuchino:
Todo para el fuego. Nada para el gusano
de la tierra...Todas mis pertenencias para el fuego:
estos espejos,
estos curvos y rotos espejos
con su torcido y sucio azogue fantasmal de veneno...
Sólo existen espejos:
el mar y esta lágrima...esta gotita amarga de agua.
No quiero verme más.
Nada para el gusano de la tierra
que se lo come un pez
y al pez un rey
y el rey vuelve a mirarse en un espejo.
Todas mis pertenencias para el fuego:
Mi sangre helada, mi carne paralítica también...
y mi esqueleto,
esta jaula grotesca de mis huesos
donde cantaba ayer el mirlo ciego.
Al fuego todo...¡También el mirlo ciego!.
Regresé a casa con la incertidumbre metida hasta el tuétano de los huesos. Y medité un buen rato sobre mi patria, tan mediocremente gobernada, con una economía desastrosa, hundidora, que me ha impedido seguir siendo, como el amigo periodista, un ser normal. Porque también a mi me cuesta trabajo juntar los centavos para ir al café, como tampoco ya no voy mucho a las librerías, para estar al día sobre mi cultura política. El precio de los libros me hacen un inválido. Tampoco asisto a los restaurantes de lujo. Da pena el poco dinero que me acompaña para intentarlo.
Estoy en plena bancarrota y sueño con un talonario de cheques para que sea el salvador de mi quiebra, que nunca llegará en la realidad. En otras palabras soy un acomplejado histórico y que me hace sufrir más que, ya no se diferenciar si mi psique está enferma y me oriento hacia la locura, para estar al par con la gente enloquecida por causas similares, de que no se dispone de "cash", como dijo un presiente priísta que vendió los ferrocarriles a las líneas férreas gringas, para después ser un empleado de las mismas.
Ahora si tiene "cash".
Creo que ha llegado la hora de llorar, porque el arrepentimiento llegó demasiado tarde. La lucha debió darse con más fuerza cuando subió al poder un mamarracho llamado Vicente Fox Quesada y la continuidad debió ser rota oportunamente. Ahora la padecemos porque si alguna vez hubo una Edad de Oro de la economía mexicana, hace mucho que sólo es un rescoldo, y que los viejos sabemos a que atenernos en esta hora de miseria y de maldad perversa que nos hacen recordar otros tiempos y otra formas de vida.
Ha llegado el momento de salir a la calle, con los harapos que vestimos y pedir, en la esquina más concurrida:
-Una limosnita por favor, para un capuchino caliente.
DON RENATO PURAFACHA
Miércoles 23 de Diciembre del 2009.
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