DUELO EN CHILE
¡Hora terrible! Aquel mejor soldado
cayó en la arena de la Capital
y sabe el mundo que fue asesinado:
su asesino se dice "nacional".
Un traidor, ahora encarcelado
director del asalto criminal,
dijo que un Presidente despechado
dio la luz verde al crimen espantoso.
El mandatario aquel está callado
como si no escuchara en su reposo
el clamor que recuerda a los malvados
el acontecimiento vergonzoso.
(Ahora el mandatario destronado
es el aliado de los poderosos
y su oscuro silencio ha continuado).
Schneider sigue siendo traicionado
y la conspiración que continúa
cuenta con los injustos magistrados
por cuyas manos la injusticia actúa.
PABLO NERUDA
Isla Negra, Enero de 1973
El recoger páginas y más páginas de los pocos o muchos libros que uno lee, en el transcurso de una vida, es lo que nos permite tener cierto conocimiento de las costumbres, del habitat humano y de la personalidad de las criaturas, muchas sacados de la ficción por sus autores y otras, de la vida misma, que es la fuente que proporciona el mayor número de materiales, sobre todo en referencia a la económico, la política y la religión.
De las grandes obras del siglo XX entresacamos la novela Jean Barois, escrita por Roger Martin du Gard, quien fue un gran amigo del novelista André Gide y que recibió el Premio Nobel en 1937. ¿Y por qué ésta novela y no otra? Porque para los momentos actuales, esa gran novela, es importante para comprender el desafío del hombre, en los terrenos de la política y religión, y que son reconstruidos, con precisión, que hizo palidecer de envidia a más de un historiador.
Los editores lanzaron la novela en 1914, en el apogeo de la primera guerra mundial, y señalaron que constituye un ensayo general del ciclo que integran los ocho volúmenes de Los Thibault, y sobre todo, por la caracterización moral de los personajes y por la destreza con que Martin du Gard inserta las biografías de los personajes vivos e imaginarios, en el marco que forman los grandes conflictos de la época.
Una acotación más para que entendamos su vigencia. Señalan los editores de la Alianza Editorial, que reservaron los derechos después de que Gallimard los tuvo, para el "gran roman-fleuve de Martin du Gard que tuvo como centro la guerra de 1914, y que lanza al remolino la historia de Jacques Thibault y a su familia, pero en Jean Barois el escenario queda dispuesto para el sunto Dreyfus, que creo en la Francia de finales del siglo XIX, una atmósfera de guerra civil.
Otra síntesis para completar el personaje de Jean Barois es que habiendo sido criado y educado en el seno de la iglesia católica, apostólica y romana, cuando crece y adquiere una carrera científica, rompe con esa iglesia e incluso con su mujer, quien porfiada por la iglesia, no sólo considera a su marido un perverso sino un ateo
Hay una reunión, una noche en la casa de Barois, en donde varios personajes, que también rechazan a la citada iglesia, ultiman los detalles para editar una revista libre, en donde cada quien escribirá, con un pensamiento libre y científico, lo que le parezca clave para alcanzar un pensamiento reflexivo, que coadyuve a sacar del marasmo intelectual a los franceses.
BAROIS (alentado, dejándose arrastrar definitivamente por su improvisación) Y también diré esto: hay algunos, entre nosotros, que están dotados de una especie de presciencia (ven el futuro), que distinguen ya lo que otros no perciben todavía. Es a éstos a quienes Lamennais grita: ¡Hijo del hombre, sube a las alturas y anuncia lo que ves!...Y trazaré un rápido cuadro de nuestra visión del porvenir...Anuncia lo que ves...
Yo veo: la extensión monstruosa de los poderes del dinero; las más legítimas aspiraciones aplastadas y mantenidas bajo su tiranía...
Yo veo: el movimiento de la masa laboriosa, cuyo tumulto creciente sólo está mal tapado por la ruidosa parada de los partidos políticos, que hasta ahora es la que consigue captar la atención...
Yo veo: el empuje regular de una mayoría humana, brutal, inculta, ebria de ilusiones, hambrientaa de seguridad y de bienestar material, contra una minoría ciega, todavía poderosa por la fuerza de las cosas establecidas, pero cuya estabilidad relativa sólo descansa, en realidad, sobre el régimen capitalista, es decir, contra la organización social de todo el mundo actual-pues, en suma-, hoy existe unidad de régimen en todos los países civilizados; empuje formidable sin precedente en la historia, y que no puede dejar de ser victorioso porque es la fuerza nueva, el chorro mismo de la savia humana, el impulso actual contra un mundo cansado, marchito por el afinamiento.
ROLL(bruscamente, con un nudo en la garganta) ¡Bravo!.
BAROIS.-En fin, después de esta visión de conjunto, habría que terminar con una ojeada sobre los individuos. ¿Qué se halla en cada uno de nosotros? El desórden, la incertidumbre. El mejoramiento material ha desarrollado desmesuradamente nuestras debilidades y nunca se dilataron con poder disolvente. Un espanto inconfesado de lo desconocido se cierne sobre la mayoría de los seres cultos: en ellos se libra un combate: todas las fuerzas vivas de las almas se han alzado, consciente o inconscientemente, contra la supervivencia de los imperativos mitológicos...Combate múltiple, más o menos oscuro, pero universal y que hace inteligible los excesos del desequilibrio social...Combate oneroso sobre todo, porque conduce en todos los terrenos, a un sensible decaimiento de la conciencia individual y, finalmente, a una pérdida inquietante de energía.
¿Cuál es la vigencia de esta porción libresca sin haber anotado todo lo demás?
Precisamente, cuando uno compara lo que escribió Du Gard, en 1913, con nuestro presente, en este México tan dejado de la mano bienhechora de presidentes justos y saciados por la verdad y el deber, ¿cómo deben actuar?. Como lo describe la propia novela con "el eterno movimiento del pensamiento humano, en progreso" y en el progreso. ¿Dónde están las aglomeraciones de esos esfuerzos que motivan emociones; dónde las soluciones que han sido oscuramente escondidas;
qué explicaciones nos han dado sobre el por qué son así?.
1913-2010 dos fechas insólitamente unidas por una novela y dos países diferentes como lo son Francia y México. Al país europeo le caen las frutas maduras y a México, ni siquiera se dan los frutos buenos y deseables que todo ser humano anhela comer cotidianamente. Y no los hay porque hay un deseo violento hacia y por el poder del dinero. Extensión monstruosa, los llama el escritor, que aplasta las legítimas aspiraciones de los habitantes de México, de cualquier país del mundo: "cuantimás México
Y así por el estilo con gobiernos de costumbres, porque el ser humano lo es, cuando puede cambiar, porque cuando entró Fox, siguió la línea de la costumbre. ¿Pero qué hizo el imbécil?, seguir la costumbre y la costumbre era el PRI y así se dejo avasallar por un partido deshonestro, corrupto y vil que gobernó a México, setenta y un años.
Uno piensa que los gobernantes deben ser seres pensantes, instruidos, no genios, de ninguna manera, porque estos se dan en otra áreas pero si se les pide que sepan reflexionar para saber que los gobernandos ya no se manejan por costumbres, como canto rodado o maceta de corredor. Son seres humanos que, conformen avanzan en la vida, van cambiando y demandan mayores cosas en provecho de él y de su familia. Además tienen todo el derecho.
Y los gobernantes, que tienen funcionesa importantes que realizar por el bien de todos, hablan e informan de lo realizado y de loque ha costado sumados en miles de millones de pesos, pero, ¿cómo se encuentran los habitantes?¿Tienen que comer, se educan, tienen ocios, leen libros, sueldos que les sirva, como la Constitución lo demanda, para alcanzar una vida sana, saludable y llena de sentimientos superiores?
Los mexicanos ya no son los dóciles de antaño ni tampoco los inseguros: ya tienen osadías y las incertidumbres empiezan por ser desmanteladas. Ya no se tragan fácilmente lo que les prometen los políticos; ya nadie les domina la vida. Solo viven por el instinto, por el amor, hasta que la muerte llega. Pero piensan que les hace falta un presidente bueno y honrado, responsable y cumplidor de su deber.
DON RENATO PURAFACHA
Viernes 22 de Enero del 2010
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