UNA HISTORIA VULGAR
Doña Cacerolina Lagañín,
encumbrada en el trono de su plata,
estuvo a punto de llorar por fin,
y casi a punto de estirar la pata,
al saber que es posible gobernar
a Chile por el pueblo popular.
Para Cacerolina un maremoto
no le daría tanto descontento.
Esto de ver por todas partes rotos
le causaba un horrible sufrimiento:
"Aquel siútico es más que suficiente"
"Después de todo es él nuestro sirviente
y al prócer Viaux salvó con su dulzura".
"El servirá de cepillo de dientes
lo echaremos despúes a la basura".
Ahora lo importante es lo que pasa,
dijo Cacerolina Lagañín
y armada de un sartén salió de casa,
dispuesta a converetirlo en un violín
para pelear "contra rotos groseros
que son en Chile rotos extranjeros".
Doña Cacerolina, bien nutrida,
tuvo un pequeño asomo de desmayo
cuando encontró en la calle sólo viejas
que como ella sonaban sus sartenes.
Luego entre mil suspiros y sostenes
volvió a su poderío y su jardín
doña Cacerolina Lagañín
dejó a cursis democratacrististas
peleando contra rotos comunistas
luego bailando el Vals sobre las Olas
volvió a Las Condes con placer sincero
porque a la vuelta de las cacerolas,
pasó a los brazos de su jardinero
gastando bien su tiempo y su dinero.
PABLO NERUDA
Isla Negra, Enero de 1973
Toda política, sea nacional o extranjera, abarque al Japón o la China, México o Venezuela, Estados Unidos o Alemania, se sintetiza en un pedazo de papel o en el troquelado de monedas; es decir, toda política se reduce a la economía de cualquier nación y sólo, a través de sus equilibrios y niveles, sobresale de su existencia precaria o como en México, de su miseria rampante, que ya alimenta a más de 60 millones de mexicanos.
Las guerras son negocio y comercio, por lo tanto es política económica, pero también el desabasto de una familia, en donde solamente entra el dinero de uno de los miembros. Esa es política económica, pero ruín, provocada precisamente porque se han inclinado hacia una filosofía, como el neoliberalismo, que es rastrera, arrasa con naciones y lleva a la ruina a lo mejor de sus hombres y mujeres.
La filosofía económica del neoliberalismo, desde que entró a México por conducto de uno de los presidentes más grises del pasado como lo fue Miguel de la Madrid Hurtado, y que los gobiernos posteriores, incluyendo a los dos últimos panistas, de Fox y Calderón, el primero presidente del cambio que no se dio, y el segundo, continuador de esa economía que ha llevado a México al desastre, aunque el "chaparro y de lentes", diga lo contrario.
Todo, pues, se maneja a base de pesos y centavos. Nada se mueve sin el poder del dinero y entre más tengan, serán como dioses, pero con pies de barro si ese gran tesoro no lo usan para abrir fuentes de trabajo e imitar un poco, la industrialización que se dio en los siglos XVIII y XIX, para que la riqueza se esparciera en mayor número de parcelas.
México ha sido un país de grandes descalabros: políticos, sociales, guerreros, de pérdida de soberanía, como el robo audaz que hizo Estados Unidos de grandes extensiones del norte de la gran República y de lo que sigue perdiendo por las estúpidas políticas económicas, de ceder bienes de la patrias por unos miserables dólares, que cada día esa moneda se hunde, y que ya no rige, como antes, el mundo de la riqueza planetaria.
Pero, además, de actos verdaderamente criminales por parte de presidentes que, para acallar la disidencia, en un país que tiene de democracia la pintura que se usa para imprimir esa palabra en libros, revistas y periódicos. Tal fue el 68 y el 71 cuyos criminales vivos, siguen en el limbo, y no han sido encarcelados como pasa con el presidente de "arriba y adelante", Luis Echeverría Alvarez-
Y, para rematar, tanto los gobiernos de Fox como el de Calderón, siguiendo la línea que les marcan los fondos internacionales y la política exterior de los Estados Unidos, y subyugados en gobernar de ese modo, ha significado para el presente mexicano pérdida de una economía que, como quiera, con altas y bajas, iba de la mano, y que hoy, va de la mano de los extranjeros que se creen mexicanos, y que son los millonetas del Forbes, para seguir amasando fortunas dignas de hombres como el rey Salomón y sus herederos.
Pérdida de soberanía, pérdida de riqueza, venta de materias primas, sueldos de hambre, mexicanos en la miseria. Eso han dado los gobiernos de los panistas que, como Fox y su presidencia, fue un sexenio totalmente perdido, pero para él y su señora Marta como sus entenados los Bribiesca Sahagún, recibieron los bonos de la corrupción y la malquerencia de todos los mexicanos.
Para ellos, como para los que les siguen, su mismo rollo de podredumbre, y corrupción, aunque mueran, por sus actos, miles de niños por falta de alimentos y medicinas, porque prefieren invertir en el extranjero o sacar su dinero, como lo han venido haciendo, desde que yo recuerdo, de Echeverría Álvarez al presente. Y los datos que nos da la prensa sobre ese saqueo no pueden ser desmentidos, porque nunca dan los nombres de quienes se llevan el oro mexicano, como en el pasado de la conquista, los españoles.
¡Viva México con tales prohombres!. Y que vivan-como dicen ellos-por largos años porque les permite seguir haciendo negocios sucios con los gobiernos bastardos como el de hoy, para legar a la"famiglia", las fortunas a que tienen derecho, según ellos, porque son sus hijos o parientes; ni modo que se los dejemos al pueblo miserable y gritón que se "encabrona". ¡Viva la famiglia".
Ahora, que he vuelto a releer el libro de José Ingenieros, EL HOMBRE MEDIOCRE, encuentro muchos paralelismos con los políticos y ricachones de México, en cuanto a sus personalidades, y su "amor" desmedido al dinero, en lugar de a la verdad, el amor o la bondad, más pienso en su mediocridad. Ni los políticos ni los ricachones hacen un sólo hombre de los descritos por Ingenieros , porque no reflexionan que sólo tienen una vida, y que aunque sean ricos también se mueren, por enfermedad o por accidentes, , ni superan sus conductas y caracteres, prefijados por su moral hipócrita y destinados a convertirse en fanáticos de su propia filosofía, en donde impera el dios oro, la riqueza mal habida, el desorden en las finanzas del gobierno federal y los gobiernos estatales, y en la destrucción de un país llamado México.
Les importa un comino Mexico. Sólo la riqueza y el poder de ese dios por el cual se han dado las guerras y se ha abatido al hombre, se han destruidfo países y se le han llevado sus materias primas. Recordemos un poco a Centroamérica, para darnos cuenta de su filosofía no humanística de, quienes se ostentan como gendarmes del mundo. En el fondo son unos cobardes o bravucones pero no hombres ni políticos sabios.
Lástima de esos tipos ya estamos hasta el gorro de ellos.
DON RENATO PURAFACHA
Lunes 13 de Enero del 2010
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